Ya sea una reparación pequeña o un proyecto que requiera de unas piezas tridimensionales a la medida, la plastilina epóxica es un adhesivo de gran eficacia que funciona en condiciones donde otros pegamentos fallan. Descubre hoy mismo sus propiedades y aprende cómo escoger la más adecuada para ti.
Cuando hablamos de masilla epoxi nos referimos a substancias que se endurecen al ser expuestas a temperatura ambiente y que suelen usarse no solo como adhesivos, sino también como relleno para grietas, fisuras y perforaciones en numerosas superficies. Como otros pegamentos de la misma familia, frecuentemente se encuentran en su formato de dos componentes: una resina y un endurecedor. La clave para su correcto funcionamiento es mezclar ambas substancias en partes iguales y de manera homogénea.
Por estas mismas condiciones es que es un producto muy requerido por quienes realizan reparaciones en casa o por los amantes de las manualidades. Ya que puedes crear y modelar tú mismo las piezas, la creatividad no tiene límites.
A diferencia de otros adhesivos que encontramos en el mercado, una masilla epoxi puede servir también para reconstruir las partes faltantes de una estructura. Imagina poder resanar esos objetos que tanto amas en lugar de desecharlos. Nada mal, ¿verdad? Puedes moldearla como desees, aplicarla en el lugar requerido, ajustar los bordes, la superficie y el volumen antes de secar y ¡listo! Además, dado que pueden soportar la exposición a la humedad e incluso el contacto directo con el agua, son ideales para la reparación de albercas, tubos y más.
La Barra Arreglatodo de Resistol repara, pega, reconstruye, rellena y sella una larga lista de materiales. Endurece en tan solo 15 minutos, incluso bajo el agua. Puedes aplicarla en cerámica, vidrio, cemento, yeso, plástico, azulejos, ladrillos, maderas y más superficies. La consistencia final permite lijar y pintar para que las reparaciones pasen inadvertidas.
Una plastilina epóxica puede servir para rellenar perforaciones en concreto, unir las piezas de una estructura de madera para un nuevo mueble en la sala o resanar ese tubo en tu baño que hace tiempo te prometes arreglar. Entre las más comunes, encontrarás la plastilina epóxica para madera, para metal, para abercas, para pared y más.
Ya que conocemos los principios y propiedades de este adhesivo, es importante saber de qué modo aplicarla correctamente para que tu proyecto o reparación sea todo un éxito. Checa estas sencillas instrucciones y toma nota:
Reúne todas las herramientas. Probablemente ocupes un cuchillo o espátula, lija de grano fino o un cepillo de acero, guantes y un trapo húmedo.
La seguridad en primer lugar. Trabaja correctamente respetando las medidas de seguridad y cuidados indicados en las instrucciones del pegamento elegido. Si tu piel entra en contacto con la masilla epoxi, lava suavemente con agua y jabón.
Prepara la mesa de trabajo y los materiales. Como siempre, recomendamos revisar que las superficies se encuentren libres de suciedad, polvo, restos de otros pegamentos y completamente secas. Para una mejor fijación, puedes lijar cuidadosamente las piezas antes de aplicar la plastilina.
Prepara la plastilina epóxica. Revisa las instrucciones del fabricante. Si usas un producto como la Barra Arreglatodo de Resistol, solo tienes que usar la cantidad que consideres necesaria. Si dispones de una plastilina epóxica bicomponente, deberás mezclar partes iguales hasta obtener una preparación homogénea y luego aplicarla.
Rellena las uniones. Siguiendo las instrucciones del fabricante, aplica la masilla para que selle y rellene fisuras, grietas, uniones o piezas. Luego, usa tus manos para darle la forma adecuada y alisar la superficie.
Corrige las imperfecciones. Usa un paño húmedo para alisar las superficies y bordes según lo creas necesario. Checa las instrucciones del producto para conocer los tiempos de secado y saber después de cuánto tiempo podrás lijar, pintar o perforar la masilla.
Limpia y elimina los restos de plastilina. Cuando hayas finalizado, elimina los restos de plastilina antes de que se hayan secado, ¡es mucho más sencillo! Pero si descubres restos de masilla seca, puedes quitarlos cuidadosamente con una espátula o cuña de acero.